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Coleccionismo
Coleccionismo, en General
Numismática, en particular 
Antes de adentrarnos en la  Colección de Monedas, unas breves reflexiones sobre Coleccionismo en general.
  La personalidad del  coleccionista es compleja para alguien que no lo es y puede incluso ser  incomprendida. Para los que lo somos por carácter, por naturaleza, es algo que  llevamos en nuestros genes, puede llegar a ser obsesiva, compulsiva, y por eso  debemos aprender a controlar la afición, nuestros anhelos o nuestra vehemencia.
  No debemos permitir que se  convierta en una patología compulsiva, porque llevada a casos extremos podría  ser tan dañina como lo es la ludopatía u otras «patías» de caracteres  similares.
  Vayamos a lo que tiene de  enriquecimiento en muchos campos; raras son las colecciones que no nos aportan  algún bien cultural, ya sean de historia, de geografía, de arte, de  literatura..., pero quizás, lo más importante sea que contribuyen a organizar y  estructurar nuestra mente, a investigar, a leer, a documentarnos, es decir, a  aprender.
  No hay colecciones «tontas»  que carezcan de valores intrínsecos y añadidos.
  Todas las colecciones  aportan momentos inolvidables, estados de extrema dedicación y concentración,  búsqueda incesante para encontrar un ejemplar más en un mercadillo, en una  exposición, en algún viaje, en alguna tienda...
  Pero dentro de cada afición  y dándole a cada una su importancia, una colección de las más cautivadoras es  la numismática. Por ello, voy a hacer algunas comparaciones con otras  colecciones con objeto de que se pueda entender por qué para este autor es más  apasionante la moneda que otras aficiones.
Espacio: la moneda, comparada con todo lo demás, (salvo los  sellos) ocupa poco lugar. Con unos cuantos monetarios tenemos suficiente.
  Variedad: en moneda tenemos tan amplísimo producto donde  elegir que podemos tocar todas las épocas, satisfacer todos los gustos y, casi  siempre, todos los bolsillos.
  Durabilidad: por ser metales nobles, las podemos manejar,  acariciar, transportar con mínimos cuidados. El sello, por ejemplo, hay que  tratarlo, como papel que es, con unos cuidados especialísimos, no se pueden  tocar (porque se arrugan, porque la grasa de las manos les afecta, se pueden  rasgar o romper), no les puede dar la luz durante mucho tiempo (se decoloran), no  pueden estar sin protección en lugares húmedos como cerca del mar, etc. Algo  parecido sucede con los billetes de colección ¡también es papel!
cuidados especialísimos, no se pueden  tocar (porque se arrugan, porque la grasa de las manos les afecta, se pueden  rasgar o romper), no les puede dar la luz durante mucho tiempo (se decoloran), no  pueden estar sin protección en lugares húmedos como cerca del mar, etc. Algo  parecido sucede con los billetes de colección ¡también es papel! 
  Documentación: todas las colecciones poseen vasta documentación,  pero con la numismática lo tenemos prácticamente todo, abarca todos los  períodos, todos los países, todos los metales. Recuerdo que cuando coleccionaba  moneda de la época griega, siglos VI a I a. C., al principio no encontraba  documentación (estoy hablando de hace más de tres décadas); en mis primeros  pasos me costaba mucho esfuerzo documentarme, pero poco a poco fui encontrando  lo que necesitaba, aunque la mayoría estaba en inglés o en francés, pero aun  así, llegué a hacerme con una biblioteca de unos 100 volúmenes relativos al  tema. Si escogemos monedas más corrientes, o más modernas, veremos que casi  todo está reflejado en libros y catálogos especializados. Además, tenemos  Internet, una herramienta que se nos hace imprescindible a la hora de conocer  los mercados y sus oscilaciones. Personalmente recomiendo seguir por «la red»  las subastas de monedas. Si hemos elegido coleccionar moneda española, tenemos  la suerte de que en casi todas las subastas internacionales aparece alguna  representación de nuestro país. También somos afortunados por la cantidad de  profesionales que existen en torno a la moneda y a los que, cada vez más,  podemos llegar a través de Internet.
poco fui encontrando  lo que necesitaba, aunque la mayoría estaba en inglés o en francés, pero aun  así, llegué a hacerme con una biblioteca de unos 100 volúmenes relativos al  tema. Si escogemos monedas más corrientes, o más modernas, veremos que casi  todo está reflejado en libros y catálogos especializados. Además, tenemos  Internet, una herramienta que se nos hace imprescindible a la hora de conocer  los mercados y sus oscilaciones. Personalmente recomiendo seguir por «la red»  las subastas de monedas. Si hemos elegido coleccionar moneda española, tenemos  la suerte de que en casi todas las subastas internacionales aparece alguna  representación de nuestro país. También somos afortunados por la cantidad de  profesionales que existen en torno a la moneda y a los que, cada vez más,  podemos llegar a través de Internet.
  El coleccionismo de monedas  también tiene algún «pero» y no es otro que el de su visualidad. Por su valor  crematístico, las monedas deben de estar guardadas, escondidas en cajas  fuertes, incluso en bancos. Por ello el disfrute de su exposición es limitado,  y si queremos compartirlo con alguien debemos sacarlo de su escondrijo y  mostrarlo. En este sentido, es una afición que se realiza en solitario y  además, normalmente, pocas personas de nuestro entorno comparten nuestro  entusiasmo. Un bonito cuadro está colgado de una pared, todo el que venga a  casa puede disfrutar de él. Lo mismo   ocurre con un buen reloj de sobremesa. O con una geoda de amatista. O  con un bronce romano. Son colecciones más de exposición.
  Resumiendo, coleccione  monedas si le gusta, seleccione lo que más le atraiga y... adelante. Si por  algún motivo lo que ha elegido en primera instancia deja de satisfacerle, no lo  dude, acuda a un profesional, a una casa de subastas, venda o subaste lo que  tiene y empiece de nuevo. También existe la posibilidad de «cambiar» piezas  feas por otras más bonitas o mejor conservadas; verdaderamente no hay límites y  todas las posibilidades están abiertas. Además, como resultado añadido, se dará  cuenta de que su colección, con toda probabilidad se revalorizará.